¿Qué son las Good Manufacturing Practices?
Las Good Manufacturing Practices (Buenas Prácticas de Fabricación) garantizan que una fábrica cumple con los requisitos necesarios para que sus productos entren en contacto con alimentos.
GMP abarcan todo el proceso productivo de las empresas. Supervisan que los procedimientos sean seguros y estén controlados por metodologías rigurosas y consistentes.
Grifoll ha certificado sus GMP hasta a 2020 través del American Institute of Bakery. Desde 2021 nuestras Buenas Prácticas son auditadas según la norma FSSC 22000 y se integran en el Sistema de Gestión de la Seguridad Alimentaria de Grifoll.
Buenas prácticas de fabricación en el ámbito de la cosmética
Para el cumplimiento de las GMP en el ámbito de la cosmética, se ha elaborado la normativa UNE-EN-ISO22716. Esta norma establece las líneas de buenas prácticas de fabricación de productos cosméticos acorde a los fundamentos del nuevo Reglamento Europeo.
Con el objetivo de eliminar y prevenir deficiencias en materia de calidad, la norma ISO22716 se centra en reducir las incidencias sobre la fabricación de los productos cosméticos.
Qué ventajas aportan las Good Manufacturing Practices
Los factores positivos que aportan las GMP son:
- Garantizan la seguridad de los productos de alimentación y cosmética.
- Controlan que los productos son adecuados para su uso previsto y que no exponen a los usuarios a ningún riesgo.
- La mejora continua a partir del examen crítico de los procesos.
- Aseguran el cumplimiento de los requerimientos legales por parte del fabricante.
- Permiten a la organización gestionar los requisitos de calidad y seguridad de su cadena de suministro.
Grifoll aplica las Buenas Prácticas de Fabricación a sus soluciones de embolsado unitario. Esto garantiza una inserción segura de nuestros regalos promocionales en productos alimentarios.
En el plano cosmético, las GMP controlan el proceso de fabricación de nuestros tatuajes temporales y maquillajes al agua.
En resumen, las Good Manufacturing Practices son un método de trabajo que permite a los fabricantes de productos alimentarios controlar que sus proveedores sirven materiales aptos para alimentación, garantizando la seguridad final en el mercado.
