¿Cómo afecta la bajada del Euro a la exportación?

El pasado lunes 9 de marzo el BCE ha comenzado a comprar deuda de forma masiva. Esta acción sigue un plan para corregir la tendencia deflacionista de la economía europea, es decir, la bajada del euro. Se estima que la compra total de deuda ascenderá a 60.000 millones mensuales, y su objetivo es reflotar la economía y generar empleo.

Consecuencias de la deflación del Euro

 Esta noticia coincide con un nuevo mínimo en la cotización euro/dólar, que se sitúa en 1,088 dólares por cada euro. ¿Qué relación existe entre estos dos factores?

Actualmente la mayoría de países establecen sus precios de importación en dólares. Esto significa que un comprador cuya moneda haya caído y deba comprar en dólares estará comprando más caro. Sin embargo, si adquiere sus bienes o servicios en Europa será comparativamente más competitivo. En este sentido, que euro y dólar se equiparen es ventajoso para la UE.

Sin embargo, si tomamos como ejemplo España, el 70% de las exportaciones se realizan dentro de la Unión Europea, donde las fluctuaciones euro/dólar no influyen al ser la moneda común. Esto quiere decir que sólo un 30% de las exportaciones se ven beneficiadas por esta depreciación del euro.

Para fabricar los productos que se venderán en el extranjero Europa necesita energía, uno de sus bienes más escasos y por tanto una de sus mayores importaciones. Por el momento la bajada del Euro coincide con una bajada espectacular del precio de los combustibles, con lo que ambos factores se anulan y se mantiene la competitividad europea en la economía mundial. Es aquí donde entra en juego la decisión del BCE de comprar deuda para inyectar líquido en las economías europeas y que puedan invertir en desarrollo económico. Se estima que en los próximos cinco años el crudo volverá a su nivel de precio de 2013, es decir, al doble del actual. No hay ningún factor que indique que la economía europea crecerá al mismo ritmo, de manera que tendremos una moneda más débil para hacer frente a la importación de una energía más cara, con la consecuente pérdida de competitividad.

Problemas de planificar a medio plazo

Son muchas las empresas que hacen una apuesta arriesgada al firmar hoy acuerdos de cooperación y de provisión de dos, tres ó cinco años. Existe un riesgo muy alto de que una subida en el precio del combustible haga que estos proyectos a medio plazo dejen de ser rentables (o incluso asumibles). Este giro en la política monetaria europea, que progresivamente va dejando atrás la austeridad de los últimos siete años, es una inversión que da nuevas armas a las empresas a la hora de afrontar decisiones de futuro.

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Mateo Hilderink
Mateo Hilderink

Generando oportunidades para Grifoll desde 2013. Especialista en producto promocional y campañas de fidelización.

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